16 de mayo de 2011

Nick Vujicic

Aquí dejo un vídeo que me ha marcado mucho y ha cambiado totalmente mi manera de pensar sobre la postura que hay que tomar ante cualquier obstáculo.


"Hay cosas que parecen difíciles pero sólo si tu te lo crees."
"Tú pones el límite."

21 de febrero de 2011

Finales felices

Es curioso que haga esta entrada porque a mi me encantan los finales felices, ¿pero de verdad exsisten? He llegado a la conclusión que ni en cuentos es del todo cierto. A los niños sólo se les cuenta el principio.

¿Cómo siguen después de casarse los príncipes? ¿De verdad Blanca Nieves o Cenicienta vivieron felices para siempre jamás? ¿Nunca se pelearon, ni tan sólo un poquito, con sus esposos? Si pretenden que crea que no, lo tienen crudo.

Los finales felices son cuentos inacabados
. Creo en los momentos felices, pero finales felices que duran para siempre jamás, en el planeta Tierra, son inexistentes. Really es imposible, porque un final significa que no hay más momentos vivos - ni más desayunos, ni más comidas, ni más cenas, ni más sueños, ni más besos, ni más abrazos, ni más lágrimas, ni más sonrisas...- ni uno, significa que todo se ha acabado, borrado, desaparecido, esfumado.

¿Y desde cuando que todo eso se acabe es una cosa feliz? Desde cuando dejar esta vida es algo que nos alegre? ¡Venga ya! Vale que en algún momento triste que nos veamos desbordados por nuestros sentimientos querramos dejar esta vida, ¿pero realmente lo queremos? Hacerlo, paraos a pensar un momento sobre ello. ¿Os gustaría realmente no poder sonreir nunca más? ¿No sentir el aire fresco, que pega en la cara como si de una bofetada se tratara haciendote sentir viva, en una mañana fría de invierno cuando sales de tu casa? ¿No poder ver los ojos de esa persona que hacen que los tuyos brillen como ninguna estrella en el firmamento? O los abrazos de tu madre, ¿no los echarías de menos? O esos momentos de risas con tus amigas. ¿De verdad querrías que todo desaparecier?

Yo creo que no, todos queremos vivir y todos deberíamos saber que no hay parte mala sin parte buena, ni oscuridad sin luz. Todos tenemos momentos malos, pero también momentos felices que no querríamos olvidar jamás, y si el final llega todo se apaga. No más recuerdos, ni felices, ni tristes, sólo la nada.

So
, ¿qué hay de feliz en que llegue la nada? ¿Qué hay de feliz en que se borren todos esos recuerdos? Yo creo que nada. Yo creo que es muy triste que hoy estemos riendonos o llorando o, simplemente, viviendo y al día siguiente todo se haya acabado, borrado, desaparecido, esfumado. ¿O no?

18 de mayo de 2010

Lágrimas

Lágrimas. Esas gotas saladas que nacen en los ojos y desembocan en las mejillas. Que unas veces son de felicidad y otras de tristeza.

Cada cual tiene su tipo de tristeza, y cada uno llora de distinta manera.

Mientras unos lloran por alguna escena de X película o por algun fragmento de X libro, otros lloran por X persona.

Querer a alguien que ni siquiera te ve, que sabe que estas allí porque más de una vez te habrá pedido algo, pero que nunca se ha parado a conocerte más, es uno de los tantos motivos que provocan que ese río salado inunde tu cara. Y en ese momento de tristeza escribas poemas como:

Entre la luna y el sol
se extiende el ancho infinito
donde vuelan las gaviotas.
Se quieren en la distancia
mientras hablan muy bajito
a través de la mirada.
Si entre tu y yo se extendiera
un horizonte insalvable
de silencios y distancias
yo te seguiré queriendo
lo que me quede de vida,
lo que me quede de alma.

SANTOS
, Care

17 de mayo de 2010

Quimioterapia II

“Everybody wants to know her name,
How does she cope with her new found fame?
Everyone asks me,
Who the hell is she?
That weirdo with 5 colors in her hair.”


Anna cantaba alegre en la ducha la canción que en ese momento sonaba en alguna cadena de la radio. Mientras, al otro lado de la puerta, su hermano pequeño, David, pegaba golpes a la puerta intentando llamar la atención de su hermana.

Al acabar la canción pudo oír “...tas o tostadas.” Ininteligible, excepto la última palabra, pero David volvió a repetir, como llevaba haciendo hacia más de tres minutos. Ann extendió la mano y bajó la voz al aparato y así oírlo mejor.

-Tataaaa, pregunta mamá que si quieres galletas o tostadaaaas.- El niño gritaba con todas sus fuerzas.

-Deja de gritar ya te he oído. Dile que quiero tostadas.

Una vez dicho esto volvió a subir la voz a la radio y siguió con su tarea feliz.

***
-Siempre dejando los juguetes tirados.- La chica se agachó para recoger el cochecito agarrándose de la barandilla para evitar caerse por las escaleras.

Hizo rodar las ruedas del juguete por la pared imitando el sonido del motor de un coche, tal como hacía su hermano.

-Y Anna vuelve a ganar la carrera!!! Increíble señoras y señores! Esta ha sido una carrera formidable y Anna ha conducido como nunca!!- Ahora imitaba la voz de un comentarista mientras entraba por la puerta de la cocina.

Se sentó a la mesa y agarró una tostada. Le encantaban las tostadas, sobre todo las que hacía su madre.

-Muy bien!! Siempre supe que ganarías la carrera. Aposté por ti, a este paso me voy a hacer rica a tu costa.- Dijo con una sonrisa antes de beber de su taza de café.-Ahora debo decir que te des prisa porque...

-Vamos Ben machaca a eso áliens!!- Se oyeron dos voces gritar desde el salón.

-Parece que los chicos se divierten.-Dijo su madre antes de dar un sorbo más a su café.

-¿Ha vuelto papá?-Ann miró a su madre extrañada.

-Nop, un no.- Contestó con una sonrisa pícara.

-¿Entonces? ¡Dios! ¿Raúl?

-Aja.

-¿Qué hace aquí?

-Cuando salí a por el periódico estaba allí fuera esperándote y le he invitado a desayunar.

-¿No le habrás agobiado, verdad?

-No me ha dado tiempo ni de preguntarle como le iba, tu hermano lo ha secuestrado nada más entrar por la puerta.- En casa todos apreciaban a Raúl por lo buen chico que era, y por hacer a su hija feliz.

-Pobrecito un día dejará de venir, todo el mundo lo secuestra cuando viene aquí.-Menos mal que todo el mundo lo consideraba ya de la familia, porque el primer día...

[Flash back:]

-¿De verdad tengo que hacerlo? Es una comida familiar, yo no pinto nada aquí-replicó el chico.

-Te equivocas pintas mucho, tu eres parte de mí, por lo tanto, mi familia es tu familia-le contestó ella arrastrándolo.

-Pero no le he comprado nada, no puedo ir y presentarme a un cumpleaños con las manos vacías.

Era el cumpleaños de David, y toda la familia se había reunido para celebrar el quinto cumpleaños del miembro más joven de la familia.

-¿De qué tienes miedo?-se paró y lo miró a los ojos.- Te prometo que no te agobiarán, se lo tengo prohibido a todo el mundo, confía en mí-se encaminó de nuevo arrastrando al chico.

-¿Y el regalo?

-Confía en mí-repitió antes de entrar por la puerta que daba al jardín donde todos estaban charlando tranquilamente.

Los dos esquivaron a los niños que correteaban por el jardín soltando alguna que otra vez “¡Pilladoo!”, y se acercaron a la mesa donde los demás habían dejado de hablar para analizar al chico. Ann le dio un último apretón a su acompañante antes de hablar.

-¡Buenos días!-saludó con una sonrisa.-Este es Raúl.

-¡Buenos días!-exclamó intentando parecer tranquilo aunque estaba de los nervios.

-Raúl, estos son mis tíos Pepe y Juana, Mauricio pero lo llamamos Mauro y mi tía Laura, Esther y Paco, Luisa y Jesús, Agustín y Maribel. Mis abuelos Rosa y Jacinto, y Luisa y Agustín. Y estos son Carmen y Santiago, mis padres-acabó por fin.

El chico estaba ya cansado de tanto dar la mano y dos besos, cuando llegó a sus padres no sabía que hacer exactamente entonces su padre le extendió la mano y Raúl se la estrechó y su madre le dio un abrazó.

-¿Bueno qué nos lo comemos ya? Tiene buen aspecto- el tío Pepe era el gracioso de la familia, aunque todos lo eran, esa era una familia muy rara.

-Qué gracioso Pepe. No crees que sería mejor comerte a ti? Seguro que esa barriga cervecera nos alimenta a todos- contestó Anna.

Los niños pasaron por el lado de la mesa corriendo y uno se paró en seco al ver a los recién llegados. Era David, se puso delante de Raúl con las manos en jarras y lo miró de arriba abajo con los ojos entrecerrados.

-¿Y tu quién eres, intruso?- dijo sin dejar esa pose tan graciosa.

-Soy Raúl, feliz cumpleaños- dijo sonriendo.

-¿Eres su novio?-preguntó.

-Sí, es mi novio-contestó Anna.

-¿Cuanto lleváis juntos?

-David, por qué no te vas tu a jugar, eh?

-¿Te gusta “Ben 10”?-el niño seguía haciéndole preguntas sin hacer caso a su hermana.

-Sí, me gusta.

-Bien, espera aquí, no te vayas, forastero-y se fue corriendo.

-Dónde están Nuria, María y Susana?-preguntó Ann para romper el hielo.

-En casa, jugando con el ordenador-contestó Luisa (abuela).

-Bien, vamos que te las presento.

Los dos se introdujeron en la casa y se chocaron con David que corría. En ese instante lo cromos que llevaba en la mano salieron disparadas.

-Mira por donde andas, “patosa”-así llamaba David a su hermana.-Me había costado mucho ordenarlas!!

-Perdona David. Son sus cromos favoritos porque son de Ben10 se las enseña a todo el que entra en esta casa-informó recogiéndolos del suelo.

-Yo tengo algunos cromos que no los quiero para nada, si quieres te las traigo.

-¿En serio?- al niño se le iluminaron los ojos.

-Claro!

-Vale, ahora vayámonos- dijo Ann dándole los cromos que había recogido a su hermano.

-Pero se los quería enseñar!!-se quejó éste.

-¿Luego me las enseñas vale?

-Esta bien- dijo el niño saliendo de la casa desilusionado.

-¿Con que “patosa”, eh?- comentó riendose.

-¡Calla!-exclamó la aludida dándole un empujón.

Le enseñó rápidamente la planta baja y subieron las escaleras hacia la primera planta, donde estaban las habitaciones. Una vez allí, rápidamente también, le enseñó cada una de las habitaciones dejando la suya la última.

-Esta es la biblioteca, despacho, sala de estudio.

-Coño, cuantos libros! Ni la biblioteca pública tiene tantos-exclamó el chico asombrado.

-Que quieres que te diga, nos gusta leer. Venga, vamos, queda una, mi habitación-dijo sacando a Raúl por la fuerza, el cual se había parado leyendo los títulos de algunos libros, que hacía mucho tiempo que quería leerse.-Es mi escondite-dijo abriendo la puerta. Tres chicas estaban riendose animadamente contemplando algo en la pantalla del portátil.

-Pobrecito, como le haceis eso?-dijo una de ellas.

Las tres se giraron a la vez hacia la puerta y la misma que habló antes se arrojó hacia Anna abrazándola.

-Hola primaaa!

-Y por lo que veo, no es un escondite tan bueno como yo pensaba. Esta es Susana, la mimosa de la familia.

La aludida se abalanzó contra Raúl y le dio dos besos sin dejarlo reaccionar. Anna la agarró de la camiseta y la estiró hacia ella.

-Aquella que está apoderándose de mi portátil, es María, la rara-la chica le sacó la lengua sin quitarle ojo a la pantalla, parecia muy absorta.-Y la que queda, es Nuria, la borde.

-Ja ja, que graciosa. ¿Y este monumento quién es?-estas palabras provocaron que Raúl se sonrojara.

-Este monumento, es Raúl, mi novio.

-Novio nuevo? Vaya, yo pensaba que aun estabas con ese, como se llama?

-Sergio-contestó Susana que ahora también miraba a la pantalla.

-Sí, ¿qué pasa, que le pones los cuernos?-añadió Nuria.

-Ja ja, vosotras si que sois graciosas. Tu ni caso, eh? En esta habitación, la única que pone cuernos eres tu, maja.

-¿Yo?-Nuria intentó poner cara de ofendida.-Pero si soy una santa.

-Si ya, y yo soy la virgen María, no te jode-comentó Susana tirándose en la cama.

-Espero que no estéis corrompiendo mi precioso Mac-dijo Anna acercándose a ver qué hacía María.

-El Mac lo has corrompido tu, guapa, te acabo de limpiar un virus que tenías.

-Gracias, te debo una. ¿Y Antonio y Alejandro?

-Han salido con las motos. Como no llegabais, se han impacientado, pero están por aparecer, papá lo ha llamado-contestó María.

-Te digo yo dónde están esos dos...-dijo Nuria.

-No gracia, no necesitamos de tus teorías, no son muy fiables-añadió Susana riendo.

[Fin del flash back]

-Gigantosaurio!-Los gritos de su hermano la sacaron de sus recuerdos.

-Será mejor que vaya al salón, no vaya a ser que el “gigantosaurio” destroce la casa.

-Ves-dijo su madre retirando los cubiertos que Ann tenía delante, los últimos que quedaban en la mesa.

Anna entró en la habitación haciendo ruido, le encantaba molestar a su hermano mientras veía la tele. Y él lo hacía a su vez.

-Para “patosa”!- gritó el pequeño dando saltos en el sofá sin ni siquiera girarse.

Ella sonrió y siguió caminando hasta llegar al sofá donde su novio la estaba esperando, se sentó encima y le dio un beso.

-Buenos días “patosa”- saludó él con una sonrisa.

Se volvieron a besar, olvidando que su hermano estaba dando saltos en el sofá, justo a su lado.

-Argh! Dejad de daros el lote delante de mi o se lo digo a papá. ¡Qué asco!

Los dos adolescentes se rieron por el comentario, era muy gracioso ya que el niño estaba utilizando esas palabras sin ni siquiera saber qué significan con exactitud.

-¡A la orden, pequeño sheriff!- respondió Raúl.

-Nadie se mete con gigantosaurio!- estaba claro que el niño ya no les hacía caso.

-Será mejor que lo dejemos, no vaya a ser que nos extermine como Ben a sus áliens.

Los dos se echaron a reír y se levantaron para abandonar la estancia dejando al niño viendo los dibujos.

-Quédate con mi madre en la cocina, yo vengo en un abrir y cerrar de ojos.

-Está bien

***
Anna se miró al espejo. Su precioso pelo largo ya no estaba. Por culpa de le quimioterapia se le había caído todo el pelo. No le importaba su aspecto, pero algunas veces si le molestaba, como por ejemplo cuando se le quedaban mirando raro por la calle o simplemente sus compañeros de clase.

“Qué importa, al fin y al cabo no me queda mucho tiempo.” Pensó. Se maquilló rápidamente los ojos, se puso un pañuelo en la cabeza, cogió su bolso dónde guardaba el portátil que siempre llevaba consigo y bajó la escaleras rumbo a la cocina.

-¿Os vais a casar?-Preguntaba David.

-Oye sheriff novato, deja a mi novio en paz o hablaré con tu jefe y tendrás graves problemas.- Ordenó Anna entrando por la puerta.

-En verdad éste ya está al enterado, lista. Es un pacto de sheriffs.- Dijo el niño y rápidamente hizo una mueca de sorpresa llevándose la mano a la boca.- Hala! Eso era un secreto. Ahora tendré que matarte. Pum pum- hizo como si tuviera una pistola y disparara contra su hermana.

-Aaah, sabía yo que tenía que ponerme el chaleco antibalas.- Y se tiró al suelo haciendo como si se muriera.

David se acercó a su hermana y llevó la mano hasta el cuello de Anna para “comprobar su pulso” obviamente, no sabía dónde tenía que poner la mano exactamente.

-Los buenos sheriffs comprueban que sus criminales estén muertos-dijo convencido de lo que decía- Sí, esta muerta. Mamá creo que tendrás que limpiar...

Entonces Ann agarró a su hermano y lo arrastró hacia ella haciéndole cosquillas.

-Te has equivocado novato, yo soy inmortal-imitó una sonrisa maléfica.

-Aaaaah deeeejaaameeeee, noooo-decía el niño entre risas luchando contra las cosquillas de Ann.

-Eh chicos! Gracias por limpiarme el suelo, pero ya vale. Anna es hora de que te vayas o llegaréis tarde.

-Ups! Será mejor que le hagamos caso, esta es pero que el sheriff jefe-susurró Ann a su hermano levantándose del suelo.

Para levantarse se apoyó en la puerta olvidando que se podía abrir por los dos lados y al soltarla, la puerta volvió y le pegó en el culo empujándola hacia delante provocando que todos los presentes rieran.

-Bueno, ¿qué nos vamos ya?-preguntó Ann agarrando su bolso que depositó anteriormente en el suelo.

-Cuando quieras-respondió Raúl levantándose de la silla.

-Tened cuidado con ese cacharro-dijo su madre antes de ver como su hija salía por la puerta agarrada de la mano del chico, después de haberse despedido con un beso (los dos). “Sí, la quiere mucho, se le nota en cómo la mira.

-Mami, ¿qué es un novato?-David le estiraba del pantalón.

-Un novato es...-la puerta de la entrada se cerró.

Fuera de la casa, en el jardín los dos enamorados reían por la pregunta del niño.
-¿A qué cacharro se refería mi madre?-pero al chico no le dio tiempo de contestar, al salir a la calle, Anna observó la moto azul con detalles negros de su novio.-Ah, la moto.

-Exacto, ahora ponte el casco y vamos.

El chico arrancó la moto y desaparecieron calle arriba acompañados del viento. Ann se agarraba a su cintura apoyando la cabeza en su espalda. Y él conducía la moto concentrado en la carretera y en que Anna estuviera bien, sabía que tenía miedo e intentaba ir lo más despacio que podía.

3 de mayo de 2010

Queda prohibido

Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarte un día sin saber que hacer,
tener miedo a tus recuerdos.

Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quieres,
abandonarlo todo por miedo,
no convertir en realidad tus sueños.

Queda prohibido no demostrar tu amor,
hacer que alguien pague tus deudas y el mal humor.

Queda prohibido dejar a tus amigos,
no intentar comprender lo que vivieron juntos,
llamarles solo cuando los necesitas.

Queda prohibido no ser tú ante la gente,
fingir ante las personas que no te importan,
hacerte el gracioso con tal de que te recuerden,
olvidar a toda la gente que te quiere.

Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo,
no creer en Dios y hacer tu destino,
tener miedo a la vida y a sus compromisos,
no vivir cada día como si fuera un ultimo suspiro.

Queda prohibido echar a alguien de menos sin
alegrarte, olvidar sus ojos, su risa,
todo porque sus caminos han dejado de abrazarse,
olvidar su pasado y pagarlo con su presente.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen mas que la tuya,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha.

Queda prohibido no crear tu historia,
no tener un momento para la gente que te necesita,
no comprender que lo que la vida te da, también te lo quita.

Queda prohibido no buscar tu felicidad,
no vivir tu vida con una actitud positiva,
no pensar en que podemos ser mejores,
no sentir que sin ti este mundo no sería igual.

NERUDA, Pablo

Bueno ahí os dejo el poema de Neruda que leí en el coso ese que organizaron en el insti, lo de los poemas. (Vivan mis explicaciones). Ah, hay algo en no me gusta, no estoy de acuerdo, en la estrofa seis en el verso dos, pone lo de Dios que bueno... como ya sabéis últimamente ya no creo. Y qué más tenía yo que decir? Nada que ahí esta el poema.

22 de abril de 2010

Quimioterapia (I)

Diciembre, sábado 10, 8 de la mañana.

-¡Mierda!-Ann se había tropezado con las sábanas que yacían en el suelo-¡Maldita sea, yo y mi torpeza!-esta vez susurró para que no despertara a los demás.

-¿Anna, estás bien?-no, no lo había conseguido, su madre ya se había despertado.

La chica caminó hasta la habitación donde su madre se estaba incorporando para ir a comprobar que su hija estaba bien, últimamente se encontraba más débil por la quimioterapia.

-No, no te levantes, estoy bien-corrió a meterse en la cama, junto a su madre, pero se volvió a tropezar, esta vez, con la alfombra pero, por suerte, ya estaba junto a la cama y cayó sobre blandito.

Las dos comenzaron a reír, se abrazaron y se taparon con las sábanas. Anna escondió la cabeza en el pecho de su madre, tal y como hacía cuando era pequeña. Le gustaba, se sentía protegida ahí escondida del exterior. Ella y su madre estaban muy unidas. Eran más que madre e hija, eran amigas.

-¿A dónde vas tan temprano?-dijo acariciando el cabello de su hija escondida entre sus brazos.

-Thgnhjgo qhjimjhio- dijo pero no se le entendió nada. Se volvieron a reír por esa lengua recién inventada por su hija.-Tengo quimio- repitió cuando hubo sacado la cabeza.

-¿A estas horas? ¿No lo tenías por la tarde?

-Sí, pero lo cambié.

-¿Quieres que te acompañe?

-No, Raúl quiere venir conmigo hoy. Dice que esta tarde me tiene preparada una sorpresa, creo que no vendré a comer- esbozó una sonrisa tonta, de esas que sólo a los enamorados les sale y les ilumina la cara.

-Te ha dado fuerte este muchacho, no? Parece buen chico-comentó.

-Y lo es ma, es una gran persona. Él me está ayudando mucho y estoy más feliz que nunca, él se encarga de eso cada día que pasamos juntos.

-Lo veo hija, y me alegro mucho.

-¿Y papá?

-Creo que ha salido.

-¿Y esta semana que toca?

-Pesca, creo.

A su padre le había dado por ir con los amigos a hacer cada semana una actividad. Decía que era como un experimento o algo así. En esa casa todos se habían vuelto locos o ya lo estaban antes.

Las dos volvieron a reír, olvidándose de todos los problemas. Reían felices, como lo hacían un año antes, cuando desconocían la enfermedad de Anna.

Hoy valoro el amor madre e hija. Me he inspirado en esos minutos que a veces paso con mi madre abrazadas en la cama, sea por la mañana o por la tarde después de un día de trabajo. En esos momentos siento que sólo estamos ella y yo, eso me pone de buen humos. Me siento como los polluelos que se refugian debajo del ala de su madre: segura, en paz, tranquila, feliz... Podría seguir así hasta el alba. Y le doy gracias a mi madre por soportarme a mi y mis ataque de rebeldía e histería. Y ya que estoy le voy a pedir perdón por las cosas malas que he hecho en mi vergonzoso pasado. Te quiero mamá.

17 de abril de 2010

Últimos días

-¡Anna! ¡Anna!-Gritaba su madre al ver que su hija no le hacia caso.

-¿Qué, mamá?¿Qué quieres? ¡¿Por qué gritas?!

-Ai, hija estabas embobada. Dime, ¿te preocupa algo?-Dijo su madre tomando asiento a su lado dejando la tarea de lavar los platos.

-Nada ma, no me pasa nada, es sólo que... Me gusta alguien y ...

-¡Eso es maravilloso! ¿Y cómo es, dime?

-No madre, nada es maravilloso, no te das cuenta que me quedan dos días?

-Pero los médicos dicen que estas mejor, mañana tienes otra cita con él y...

Ann se bebió su café con leche de un sorbo y se marchó dejando a su madre con la palabra en la boca. No le apetecía discutir, es noche no había pegado ojo. Se había pasado la noche en vela dándole vueltas a lo que había ocurrido el día anterior.
[Flash back]

"Tengo que contárselo, pero, por otro lado, es mejor que no lo sepa, no quiero que esté conmigo por compasión." Se decía mientras caminaba hacia el instituto. Esa mañana no se había dormido, lo que le daba tiempo de pensar.

Entonces lo vio, era él, Raúl. Estaba con una chica, se les veía muy unidos. Por una parte se sentía aliviada, pues era mejor que estuviera con esa chica que con una moribunda. Pero, por otra, sentía celos y rabia. Echó a correr hacia el instituto los últimos metros que quedaban.

Si se hubiera quedado sólo unos segundo más, habría visto como esas dos personas estaban discutiendo. Ella estaba a punto de llorar pero él es demasiado tierno para dejarla llorar. Su discusión acabó con un "Lo siento, lo siento mucho. Te quiero pero no puedo sacármela de la cabeza." La abrazó, le dio un último beso y se fue dejando a la chica sola. Sabía que quedarían como amigos.

***

-Anna, ¿me dices el resultado del apartado b del ejercicio siete?- Le preguntó la profesora de matemáticas.- ¡Anna!

-Perdona, Pilar, no me encuentro bien, ¿podría ir al baño?

-Si, ves.-Dijo mirando preocupada cómo salía por la puerta. Pilar era amiga de su madre, por lo que sabía lo de su enfermedad.- Eh! A dónde vas Raúl.

Pero no obtuvo respuesta, éste salió detrás de Anna y la siguió por el pasillo hasta llegar al baño. Sin pensárselo dos veces entró tras ella, a pesar de ser el baño de las chicas. Por suerte no había nadie.

-¿Qué te pasa? ¿Por qué me evistas? ¿He hecho algo mal?-Preguntó acercándose lentamente a ella y le acarició la mejilla.

-No me has hecho nada-dijo haceiendo una pausa.- Es mejor que sigas con ella, no te preocupas más por mi, olidame, ¿si? Será lo mejor- dijo intentando parecer tranquila, pero no pudo impedir que una lágrima cayera por su mejilla que Raúl limpió con un beso.

-Así que era eso. Con ella no tengo nada, ya no. Hoy la cité para acabar dejarlo. Lo hice por ti, Ann. Sólo tengo ojos para ti, estas en mi cabeza, en mi corazón.

-Pero no, lo nuestro no funsionará, Raúl.

-Pero, ¿por qué no? Claro que funcionará, tu me quieres, ¿no? ¿A caso era mentira?

-No, no es mentira, sólo que... es que... Estoy enferma...y...

-Bueno, pero te pondrás bien, ya verás- dijo intentando esbozar una sonrisa.

-No Raúl, me queda muy poco de vida. Tengo un cáncer que me han diagnosicado tarde, por lo que está muy avanzad. Los médicos son muy optimistas, dicen que evoluciono muy bien, que soy muy fuerte, pero yo siento que me muero, Raúl, lo sé.

Raúl no sabía cómo reaccionar, necesitaba digerir esa noticia, quería llorar. Salió corriendo del baño dejando a Anna llorando. Y lo que es peor, pensando que él estaba huyendo de ella. Pero él sólo necesitaba estar solo para meditar acabar de creerse que la chica a la que amaba se iba a morir, necesitaba llorar, y no quería hacerlo delante de ella.
[Fin del flash back]

Ann se puso su chaqueta y salió de la casa, dejando a su madre en la cocina con lágrimas en los ojos. No quería que su hija se muriera, "Un hijo no debe morir antes que una madre" pensaba mientras se limpiaba las pequeñas gotitas saladas que recorrían su mejilla.

***
-¡Ann! ¡Ann!- gritaba Raúl corriendo en dirección a ella.-Perdona lo del otro día, pero es que... esa noticia me sobrepasó, no sabía como reaccionar.

-Déjalo, no te guardo rencor, no quieres estar conmigo. No pasa nada. Lo entiendo- contestó sin dirigirle una mirada siguiendo su camino.

-No, no es eso. Claro que quiero estar contigo, estaré a tu lado siempre-dijo agarrándola por el brazo para que se parara.- Siempre. Si tu me lo permites, claro.

-¿Tu...quieres...estar conmigo?¿Con una moribunda como yo?

-No digas eso, por favor.-dijo poniendo sus dedos en su boca para qu edejara de decirlo.- ¿Qué me dices? ¿Me permites estar a tu lado?

-No quiero hacerte daño, me voy a morir y no quiero que sufras- dijo acariciando su mejilla.

-Me harás más daño si no me permites estar contigo-contestó el chico besando su mano.

Sólo bastó un abrazo para sellar ese amor que ambos se tenían el uno al otro. Se despegaron y sonrieron.

-Llego tarde a la residencia. (Recuerdo que trabaja como voluntaria en una residencia de la tercera edad.)

-Y yo al entrenamiento-dijo el chico a su vez. Raúl era portero en el equipo de balonmano del instituto, aunque no separecía en nada a los otros.

Le dio un beso y se alejó. Pero se paró, sonrió, se giró y gritó "¡Anna, te quiero!" Ella sonrió y pronunción un "yo también" que él leyó en sus labios antes de girar la esquina y perderse en la calle que conducia hacia la residencia.

-¿Tu por qué ya no haces eso, eh, Manolo?- preguntó una mujer a su marido- Ya no haces locuras por amor como al principio.

-Porque te he conquistado ya mi vida- dijo el hombre sellando la boca de la mujer con un beso para que se callara y le dejara en paz.

***

-¿Me dejas ver esa lista?-pidió Raúl.

-No creo que...-Raúl le estaba poniendo ojitos- Está bien.

Sacó una hoja de papel y se la enseñó. Raúl leyó algunas líneas, las que más le llamaban la atención. Algunas estaban tachadas, lo que significaba que estaban realizadas.
"-Hacer paracaidismo
-Hacer puenting
-Encontrar el amor (tachada)
-Pasar una noche romántica
-Hablar con Ash sobre su barbie (tachada)
[...]"

Era la lista de cosas que hacer antes de morir de Anna.

-¿Qué pasó con la muñeca?-pregunto Raúl curiosos. Ella rió.

-Que le corté el pelo y le pinté la cara con boli y después eché la culpa a su hermano. Me sigo sintiendo culpable, pero me había enfadado mucho con ella.

-Que malvada-Se rieron los dos.

En lo que siguió la semana, Raúl le hizo varias sorpresas. El martes la llevó a hacer puenting. El jueves paracaidismo. Y la noche del sábado, pasaron una noche inolvidable en la casa de la playa de los padres de Raúl. "Con mi ayuda acabarás todas las cosas de la lista. Tadrás que preparar otra." Dijo acariciando su espalda desnuda. Ella sólo contestó con un "Mmmm" acompañado de un movimiento de cabeza y se drumión etre los brazos de ese chico que quería. De no haberse dormido, le habría contestado que tal vez no tendría tiempo para otra lista.

Es bonito saber que tienes a alguien a tu lado en tus últimos días de vida. Saber que existe alguien que está por y para ti. Que intenta hacerte feliz cada día. Eso es lo que Raúl estaba intentando, hacer a Anna un poco más feliz cada día que pasaba, ya que para ella cada segundo contaba.