22 de abril de 2010

Quimioterapia (I)

Diciembre, sábado 10, 8 de la mañana.

-¡Mierda!-Ann se había tropezado con las sábanas que yacían en el suelo-¡Maldita sea, yo y mi torpeza!-esta vez susurró para que no despertara a los demás.

-¿Anna, estás bien?-no, no lo había conseguido, su madre ya se había despertado.

La chica caminó hasta la habitación donde su madre se estaba incorporando para ir a comprobar que su hija estaba bien, últimamente se encontraba más débil por la quimioterapia.

-No, no te levantes, estoy bien-corrió a meterse en la cama, junto a su madre, pero se volvió a tropezar, esta vez, con la alfombra pero, por suerte, ya estaba junto a la cama y cayó sobre blandito.

Las dos comenzaron a reír, se abrazaron y se taparon con las sábanas. Anna escondió la cabeza en el pecho de su madre, tal y como hacía cuando era pequeña. Le gustaba, se sentía protegida ahí escondida del exterior. Ella y su madre estaban muy unidas. Eran más que madre e hija, eran amigas.

-¿A dónde vas tan temprano?-dijo acariciando el cabello de su hija escondida entre sus brazos.

-Thgnhjgo qhjimjhio- dijo pero no se le entendió nada. Se volvieron a reír por esa lengua recién inventada por su hija.-Tengo quimio- repitió cuando hubo sacado la cabeza.

-¿A estas horas? ¿No lo tenías por la tarde?

-Sí, pero lo cambié.

-¿Quieres que te acompañe?

-No, Raúl quiere venir conmigo hoy. Dice que esta tarde me tiene preparada una sorpresa, creo que no vendré a comer- esbozó una sonrisa tonta, de esas que sólo a los enamorados les sale y les ilumina la cara.

-Te ha dado fuerte este muchacho, no? Parece buen chico-comentó.

-Y lo es ma, es una gran persona. Él me está ayudando mucho y estoy más feliz que nunca, él se encarga de eso cada día que pasamos juntos.

-Lo veo hija, y me alegro mucho.

-¿Y papá?

-Creo que ha salido.

-¿Y esta semana que toca?

-Pesca, creo.

A su padre le había dado por ir con los amigos a hacer cada semana una actividad. Decía que era como un experimento o algo así. En esa casa todos se habían vuelto locos o ya lo estaban antes.

Las dos volvieron a reír, olvidándose de todos los problemas. Reían felices, como lo hacían un año antes, cuando desconocían la enfermedad de Anna.

Hoy valoro el amor madre e hija. Me he inspirado en esos minutos que a veces paso con mi madre abrazadas en la cama, sea por la mañana o por la tarde después de un día de trabajo. En esos momentos siento que sólo estamos ella y yo, eso me pone de buen humos. Me siento como los polluelos que se refugian debajo del ala de su madre: segura, en paz, tranquila, feliz... Podría seguir así hasta el alba. Y le doy gracias a mi madre por soportarme a mi y mis ataque de rebeldía e histería. Y ya que estoy le voy a pedir perdón por las cosas malas que he hecho en mi vergonzoso pasado. Te quiero mamá.

4 comentarios:

tomizada dijo...

lastima que tu madre no lea esto :/
eso se lo tienes que decir, aunq cueste... yo se que no le diria eso ¬¬ y esta mal, pero bueno ella en el fondo lo sabe.

Azura Schuy dijo...

*______*
Que hermoso. Si es que má, es má.

Merr Puckle dijo...

Por favooooooooor, mi hija que sea como tú, ¿vale? (LLLLLLLLLLLLL)

Haber cómo continua la historia...

Tabitha dijo...

ya te lo e dicho, lo de cursiva.. genial! :)
no mates a anna vaaaa
wno da igual, me presentas a Raul y yo le consuelo..

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