14 de abril de 2010

Media naranja

Querida Ashley:
No sabes lo que me ha pasado esta semana!! Es increíble!! Llevamos en la misma clase desde... puff ni me acuerdo. Bueno, el caso es que no me había fijado nunca en él, por lo menos no de esa forma. Y ahora, de repente, paff!! Me he enamorado, amiga!!! Ojalá estuvieras aquí conmigo para que pudiera compartir con alguien esta alegría que tengo.
[...]Que tal por Londres? Llueve, hace sol... De repente aquí hace unos días estupendos, pero hace mucha calor...


Lo cierto es que no quiero contar exactamente la carta de una adolescente enamorada a su amiga del alma que, por motivos desconocidos, tuvo que marcharse a Londres, lo que la alegraba y no a la vez, pero bueno esa es otra historia que tal vez cuente en otra ocasión. La verdadera historia que quiero contar es la siguiente:

Una mañana, aparentemente, normal, Anna, una chica bastante normalita a la que todo el mundo conoce por su repentina generosidad (colabora en varias organizaciones benéficas de su ciudad y es voluntaria en un centro de la tercera edad desde hace un par de meses) se había levantado super tarde, por lo cual tenía poco tiempo de llegar al instituto. Por suerte, ella no era de esas chicas que se pasan horas delante del espejo eligiendo modelito, todo lo contrario, en diez minutos había desayunado, duchado y vestido. "Todo un récord, mejoras con los días Ann!", exclamó antes de montar en su bici y salir disparada hacia lo que sería un día inolvidable para ella.

Sólo faltaban cinco minutos para que la puerta se cerrara. "Usted llegando tarde señorita, que extraño!", dijo el portero (un hombre algo misterioso que solía dar miedo, pero Anna siempre supo ver el interior de la gente) "Lo sé, lo sé. Es que me he dormido." Corrió hacia la clase con tan mala suerte que se tropezó con sus cordones y, como no, cayó al suelo. "Mira que me lo dicen, pero no, yo nunca me ato los malditos cordones!" Se levantó recogió los libros y fue hacia su taquilla (sin atarse los cordones) para dejar la mochila y demás cosas. Por suerte el profesor acababa de entrar en clase cuando se acabó de sentar en su pupitre que compartía con una chica nueva que le resultaba bastante agradable, pero que no conseguía reemplazar a su amiga íntima, Ashley. Abrió el libro por la página en la que estaban marcados los deberes. La primera hora y las dos siguientes transcurrieron con normalidad, quitando que el guarro de la clase, entre el descanso de clase y clase, inundó la clase con un “agradable” olor tirándose un ruidoso pedo, por lo cual tuvieron que salir todos al pasillo unos minutos. Lo increíble era que sus colegas le reía la gracia, pero también era algo normal que los deleitar con sus pedos, eructos y cualquier guarrada que se puede imaginar.

En el patio Alex, un chico muy pesado que era el capitan del equipo de balonmano del instituto (lo que hacía crecer su ego, y para empeorar los otros le seguía el juego) se acercó a ella para preguntarle si esa tarde podría quedar. "Sigue soñado majo. Me estoy volviendo lesbiana." Y tras esas palabras toda la clase se empezó a reír. Nunca una chica rechazaba a Alex, un chico músculos, con ojos azules y un pelo... perfecto. Anna siempre lo hacía, tal vez por eso mismo Alex insistía, lo veía como un reto.

Tras deshacerse de Alex, abrió su agenda por la página en la que marcaba el día de hoy y leyó toda la lista que tenía apuntada de lo que hoy tenía que hacer. “De tres a cuatro el horfanato, de cuatro y media a cinco no tengo nada, bien haré los deberes, a las cinco y media tengo que ir a la residencia. Ahhh después ya no tengo nada, tal vez me pase a nadar un rato...” Sonrió al pensar en esa hora que tenía para ir a nadar, su hora de relajación. Si la buscabas, siempre estaba en el gimnasio o en la biblioteca.

-Vaya si que tienes cosas que hacer!-Dijo su compañera de pupitre sentandose.

-Bueno intento vivir cada minuto-contestó Anna con su sonrisa amistosa.

-Eso es bueno, yo debería hacer lo mismo.

Tras esas palabras sonó el timbre y Anna echó un vistazo a ver qu les tocaba, lengua. Y como era de esperar al profesora entró puntual como siempre, creo que esa profesora en todos los años que llevaba en el instituto nunca había faltado.

-Buenos días chicos!

-Buenos días-contestó la clase de mala gana, menos una persona.

Ann siempre se había llevado bien con todos lo profesores, tal vez porque sus padres lo eran y su abuelo paterno también, vamos que había crecido entre profesores. Los veía como amigos, y ella tampoco había dado problemas, era una chica bastante trabajadora.

(Bueno, que me voy por las ramas, a lo que iba.)

Mientras estaban haciendo los deberes que les había mandado Amparo, la profesora de lengua (sí era muy rápida en explicar y corregir, porqué? Porque lo digo yo, que sino no cuadran las cosas) se le cayó el boli, casualidad o no, al chico que se sentaba a su derecha también se le había caído, cuando se agacharon se dieron un golpe en la cabeza, y soltaron los dos a la vez un “Auuuch”. Al levantar la vista los dos se quedaron como paralizados, era increíble que nunca se hubiera fijado en la expresión tan profunda que tenía. “Pe..perdona” susurró Ann antes de coger su boli y volver a su libreta. Ann no podía quitarse de la cabeza esa mirada. Aquel chico era Raúl, también estaba en el equipo de balonmano pero no era como los otros. Raúl era diferente, era simpático y agradable, se podía llevar una conversación con él, a diferencia de sus amigos.

Conclusión de todo el rollo anterior (osea a lo que quería llegar), que nuestra “media naranja”, a veces, está justo delante de nuestras narices pero estamos tan ciegos que no lo podemos ver. Bueno, hasta que te pones las “gafas de Cupido” y consigues ver esa mitad que te faltaba. Pero a veces el destino nos tiene preparado un plan diferente del que querríamos.

6 comentarios:

Bibi dijo...

Bueno, allí os dejo la mierda de texto que he escrito, hala!

Tabitha dijo...

mierda de texto? *aW* esta xiquilla esta para que le pegen de ostias hasta que lo lea bien
a mi me a gustado mucho! Estoy a la espera de mas ¬.¬
y te doy la razon, a veces la persona mas inesperada puede ser tu otra mitad ;)

Azura Schuy dijo...

*__*
Vale, me ha encantado.
Sobre todo la parte de los cordones. Y no por que me haya recordado a mi misma en el suelo más de una vez por eso, que va.
POr cierto, a ver si me pasas una de esas gafas de cupido. No para mí, yo ya enconré a mi media naranja, en realidad son para él, a ver si se da cuenta de una vez de que estoy aquí.

Sigue escreibiendo cosas hermosas, que así dea gusto. *¬*

Merr Puckle dijo...

A la próxima de estas mujeres que diga que escribe mal, LA MA-TO. Como suena.
¡Medusita, es PRECIOSO! ¡Y NO, NO TE LO DIGO POR QUEDAR BIEN, sabes que a mí esas cosas no me van! Me ha encantado. ¿Por qué? Porque has elegido la mejor forma de explicarlo: cualquiera puede ser nuestra otra mitad, sólo hay que saber fijarse bien. Y es curioso lo de las gafas, de hecho creo que yo...nunca me las he querido poner. Por los motivos que sean, vaya usted a saberlos. Soy así, punto pelota xD.
Y ya, que me enrollo. Eso, que es precioso, sigue escribiendo así :).

Anónimo dijo...

Me ha encantadooo!!! quiero más, más, más...que artistas estais hechas u.u xD ya ves, el amor...pasajero o permanente, pero nunca sabes si con el que estas es el que toca, es el destino, que es...
Bibi is an artist (?)

Bibi dijo...

Pero que haces tu aquí? leyendo esto? ajjajajajjaaj Dioos! Esta historia hace buuuuuuf que está abandonada XDDDD

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